1
Cariñoso Salvador, huyo de la tempestad
a tu seno protector, fiándome de tu bondad.
Sálvame, Señor Jesús, de las olas, del turbión;
hasta el puerto de salud guía tú mi embarcación.
2
Otro asilo aquí no hay, indefenso acudo a ti;
mi necesidad me trae, porque mi peligro vi.
Solamente en ti, Señor, hallo paz, consuelo y luz;
vengo lleno de temor a los pies de mi Jesús.
3
Cristo, encuentro en ti poder, y no necesito más;
me levantas, al caer; débil, ánimo me das.
Al enfermo das salud, vista das al que no ve.
Con amor y gratitud tu bondad ensalzaré.