1
Confío en Jesucristo,
quien en la cruz murió.
Por esa muerte invicto
al cielo marcho yo.
Con sangre tan preciosa
mis culpas lava él:
la derramó copiosa
por mí ya Emanuel.
2
Me cubre tu justicia
de plena protección;
tú eres mi delicia,
mi eterna salvación.
Jesús, en ti descanso;
reposo tú me das;
tranquilo, pues, avanzo
al cielo, donde estás.
3
A disfrutar invitas.
Acepto, mi Señor,
delicias infinitas y celestial amor.
Espero al fin mirarte,
oír tu dulce voz;
espero yo cantarte,
mi Salvador, mi Dios.