1
Dicha grande es la del hombre cuyas sendas rectas son,
lejos de los pecadores, lejos de la tentación.
A los malos consejeros deja por temor al mal;
huye de la gente impía, burladora e inmoral.
2
Antes en la Ley divina cifra su mayor placer,
meditando día y noche en su divinal saber.
Este, como el árbol verde, bien regado, y en sazón,
frutos abundantes rinde, y hojas que perennes son.
3
Cuanto emprende es prosperado, duradero le es el bien.
Muy diverso resultado sacan los que nada creen,
pues se pierden como el tamo que el ciclón arrebató,
de pasiones remolino que a millones destruyó.
4
En el juicio ningún malo, por lo tanto, se alzará.
Entre justos congregados, insensatos nunca habrá,
porque Dios la vía mira por la cual los suyos van.
Otra es la de los impíos: a la nada volverán.