Si existieran las palabras, si mi mente fuera voz,
solo así yo alcanzaría transmitir tu gran amor.
Es que en tu misericordia puedo ver tu gran bondad,
pues me das sin esperarlo, las esencias de tu amar.
Me das tu paz, me das gozo en el servicio fiel,
me das amor, un reflejo de tu propio ser.
Me das plena libertad, me das tu fidelidad,
y la esperanza de poder verte volver.
Sólo resta agradecerte, por tu inmensurable amor,
por las cosas que dejaste al volverte Salvador.
Porque diariamente veo tras la sombra de la cruz
la razón para mi vida, el camino hacia tu luz.