Grande, Señor, es tu misericordia;
nunca termina, ni cambia jamás.
Tu compasión y bondad no se agotan;
tal como has sido, por siempre serás.
Tú eres fiel, Señor, eternamente fiel;
cada mañana renuevas tu amor.
Nada me falta, pues todo provees,
¡grande, Señor, es tu fidelidad!
El firmamento, el sol y la luna,
las estaciones con su esplendor;
todos demuestran tu misericordia,
y testifican de tu gran amor.
Tú me perdonas, me das paz y gozo;
con tu presencia me guías aquí.
Fuerza, esperanza y más bendiciones
siempre derramas, Señor, sobre mí.