1
Mi Redentor, el Rey de gloria,
que vive yo seguro estoy;
y da coronas de victoria;
a recibir la mía voy.
Coro:
Que permanezca, no pidáis,
entre el bullicio y el vaivén;
el mundo hoy dejar quisiera,
aun cuando fuese cual Edén.
El día, nada más, aguardo en
que el Rey me diga: "Hijo, ven".
2
En mi Señor Jesús confío,
su sangre clama a mi favor;
es dueño él de mi albedrío,
estar con él es lo mejor.
3
De tanto amor me maravillo,
y no me canso de cantar;
me libertó de mi peligro,
sufriendo todo en mi lugar.
4
Consuélome en su larga ausencia
pensando: Pronto volverá;
entonces su gloriosa herencia
a cada fiel Jesús dará.