1
Oh, mi patria, te prometo hoy
humilde lealtad;
un servicio pleno y total
brindado por amor;
un amor que se interesa,
que soporta la aflicción,
que coloca sobre el altar
lo amado y lo mejor;
un amor que nunca dudará
en entregarse fiel;
un amor que no claudicará
hasta vencer el mal.
2
Sé que hay otra Patria, celestial,
de eterno gozo y paz.
Incontables son sus ángeles,
sublime es su Rey.
Solo entrarán en ella los de puro corazón,
los que pacificadores son
y sirven por amor.
Oh, Señor, que al vivir aquí
te honre sin cesar;
y que pronto pueda ingresar
en tu hogar feliz.